sábado, 3 de mayo de 2014

EL AMATEURISMO COMO BANDERA. BULLSHITTERS Y PREDICADORES.

El conocimiento no está en nuestra cabeza, sino entre nosotros. Emerge desde el pensamiento público y social, porque la conversación y el conocimiento social derivado de ella nunca finalizan.
Weinberger

La autoeducación, estoy convencido, es el único tipo de educación que existe.
Isaac Asimov


El término Web 2.0 incluye aquellos sitios Web que facilitan el compartir información en la World Wide Web. Así, los usuarios dejan de ser usuarios pasivos para convertirse en usuarios activos, que participan y contribuyen en el contenido de la red siendo parte de una sociedad que se informa, comunica y genera conocimiento.
Hago una comparación con lo que definía Isaac Asimov (escritor y bioquímico estadounidense, nacido en Rusia, en 1920) como BGC o Biblioteca Global Computarizada:

El progreso del conocimiento humano podría estar llegando a su conclusión debido a su propio éxito superlativo (…) se registrará cada vez más información en microfilmes y aumentará la información disponible por ordenador (…) los seres humanos tendrán que decidir qué información será introducida (…) todas las computadoras serán capaces de recuperar información, así como de informar cualquier tema (…) No hay peligro de que esto acabe con el sector de las publicaciones, que simplemente cambiará su modo de trabajo. Es más: es muy posible que con este cambio adquiera más importancia de la que tiene ahora (…) Un mundo de personas que estarán siendo educadas de acuerdo con su propia dirección y ritmo construirá un fenómeno intelectual increíble con distintas áreas de interés.

Este escritor divagaba, anticipándose muy tempranamente a todo lo que ahora se cuestiona acerca de la Web 2.0, viendo para entonces innumerables beneficios en torno a nuestro progreso intelectual.
Romani y Kuklinski (2007), analizan la política de la Web 2.0, cuestionando las ideas de corto alcance que genera, debido al protagonismo de amateurs y, sobre todo, de charlatanes. Evocan críticas como aquellas que declaran que la Web 2.0 funciona bien para crear comunidades pero no para aportar contenidos de calidad.
La Wikipedia, por ejemplo, tiene graves imprecisiones generadas a raíz de su libertad editorial. Los autores afirman que el amateurismo colectivo aumenta este ruido en la red.
Yo pienso que no sólo los profesionales y editores tienen derecho de producir información, emitir conocimiento y compartir contenidos en la industria cultural, ya que existe mucha gente culta, no profesional, capaz de transmitir conocimientos resaltantes incluso hasta para los más estudiados.
Gracias a estos avances, tenemos aulas virtuales, nuestros blogs, comparto experiencias con mis amigos de Facebook e incluso tengo un canal en Youtube.
Ya se anticipaba Asimov (y muchos pensaban que estaba loco):

Llegará el día en que cada ser humano tendrá un canal de televisión específico que podrá ser sintonizado por un dispositivo computarizado, que será su conexión con el conocimiento acumulado del mundo. La sintonización podrá realizarse desde cualquier lugar, ya que la gente podrá llevar consigo un dispositivo portátil. Se podrá preguntar (por la dirección de un camino, por ejemplo) y recibir la respuesta por medio de una voz o de un texto escrito.

Por supuesto, considero que en muchos sitios Web debería existir una edición de lo que se expone para evitar la distorsión que pueda ocasionar cualquier charlatán. No obstante, los investigadores sabemos que debemos recurrir a diversas fuentes para descubrir la más apropiada y verificar la legitimidad de lo que se estudia.
Bien lo expresan Romani y Kuklinski (ob. cit.):

Ni los editores son los protectores de nuestra cultura (…) ni los contenidos de la Web 2.0 son la revolución mediática que liberará a los ciudadanos de los intermediarios, construyendo mejores sociedades. Es incorrecto juzgar a toda la producción Web 2.0 como amateur, cuando se trata más de una plataforma posibilitadora, donde conviven múltiples modelos de producción.

En cuanto a la propiedad intelectual, si creo que es terrible que se despojen las ideas ajenas, teorías, tratados, literatura y más,  pero toda persona que considere que su aporte cultural es de gran relevancia, puede recurrir a su registro. De esta manera se podrá difundir el trabajo destacando a su autor obligatoriamente.
Siempre deberíamos compartir información con previa autorización del dueño de la misma y, en dado caso de que sea material intelectual, artístico, etc. necesariamente se tiene que destacar al creador.
Por causa de este intercambio comunicativo también se propagan virus y hay robo de datos e identidades. Son algunas de las desventajas de esta tecnología.





(Imagen: Asimov ilustrado por Rowena)




BIBLIOGRAFÍA

Asimov  (1996). Crónicas del futuro. Girona: Tikal
Romani y Kuklinski (2007). Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios fast food.
            México: Universitat de Vic

http://es.wikipedia.org/wiki/Web_2.0

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