Durante la Segunda Guerra Mundial cuatro jóvenes (ociosos) fueron a cazar a los bosques de Francia. Seguían el rastro de una pobre ave herida con su perro, cuando de repente éste desapareció en un hoyo situado al pie de la pared de un acantilado. Los muchachos, a gatas, se adentraron en el hoyo para explorar y descubrieron un agujero en el suelo donde había caído el perro.
Luego de comprobar que el agujero no era muy profundo bajaron por la pared y rescataron al animal. El agujero era la entrada de una cueva y acababan de descubrir uno de los mejores ejemplos de pinturas rupestres de todos los tiempos: Las cuevas de Lascaux. Había 600 pinturas y 1500 grabados que representaban, entre otros, a toros de cinco metros de largo.
Los muchachos guardaron el secreto durante una semana y luego regresaron a la cueva con faros de bicicleta para seguir explorando, hasta que por fin se lo contaron al profesor del pueblo: Leon Laval. Unos expertos analizaron las cuevas y el resultado fue que ¡las pinturas tenían 17.000 años de antigüedad!
Luego de 17 años de turismo en el lugar decidieron otorgarle mayor protección debido a que los visitantes destruían con gran rapidez todo lo que se había conservado por miles de años.
Terry Deary (adaptación libre)
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