MONEDAS DE LAS ISLAS CANARIAS, AFRICA ESPAÑOLA Y TERRITORIO ITALIANO: NÁPOLES Y SICILIA
INTRODUCCIÓN
La
monarquía es la forma del Estado en la que alguien gerencia y dirige
con carácter vitalicio, generalmente por vía hereditaria. El nombre
con que gobierna varía según la estructura jurídica del gobierno y
del país (por ejemplo: hay Estados con reyes y reinas, otros con
emperadores y emperatrices, otros con zares y káiseres). El
poder de un rey puede ser absoluto o estar limitado, como es usual en
las monarquías actuales sometidas a regulación constitucional, en
la mayoría de los casos.
En
la actualidad la monarquía española es una monarquía
parlamentaria, esto quiere decir que el poder reside en los
ciudadanos al elegir a sus representantes en el Parlamento. Por lo
tanto, es el Parlamento y no el rey quien dirige la política
española. El Parlamento español recibe el nombre de Cortes
Generales.
La
Monarquía española pierde su condición de monarquía
absoluta, y adquiere
su carácter de monarquía
parlamentaria con la
transformación de España en un Estado
Liberal, como
vemos en el siguiente cuadro:
La
monarquía se extendió por toda Europa en la Edad Media,
fundamentada muchas veces en la necesidad de una autoridad que
pudiese convocar y dirigir a las tropas necesarias para la defensa
del territorio. Las monarquías europeas eran dinásticas: el hijo
mayor o el descendiente varón más próximo heredaban el trono. La
monarquía española se consolidó en 1479, después del matrimonio
de Isabel I de Castilla con Fernando II de Aragón. Esta fue la unión
de dos importantes dinastías de la península Ibérica, no obstante,
ya desde el siglo V Hispania estaba gobernada por la denominada
monarquía hispanogoda, sucesora política y legal de Roma en la
Península.
En
el presente trabajo se estudiará someramente todo el proceso que
conlleva la monarquía española, durante la Edad Media, en las Islas
Canarias, Africa española y en el territorio italiano, con énfasis
en la numismática
presente en la época abordada.
LA
MONARQUÍA ESPAÑOLA EN LA EDAD MEDIA
El
título de Reyes Católicos fue concedido de forma personal a Isabel
de Castilla y Fernando de Aragón, por Alejandro VI, en bula expedida
el 19 de diciembre de 1496, en la que por primera vez recibieron el
nombre de rey y reina
de las Españas y se
descartaron otros posibles títulos (defensores
o protectores),
las razones que el texto de la bula invoca para la concesión del
título son:
- La liberación de los Estados Pontificios y del feudo papal del Reino de Nápoles, invadidos por el rey Carlos VIII de Francia.
- Las virtudes personales de ambos reyes manifestadas en la unificación, pacificación y robustecimiento de sus reinos.
- La reconquista de Granada de manos del Islam.
- La expulsión de los judíos que no hubiesen aceptado o aceptasen el bautismo en 1492.
- Por los esfuerzos realizados por ambos monarcas en intentar llevar adelante la cruzada contra el Imperio turco, y la promesa de llevarla a cabo.
En
bula de 1 de abril de 1517, el papa León X concedió el mismo título
de rey católico al rey Carlos I, con lo que se le legitimaba el
título real asumido por Carlos de forma ilegal. Pero después Carlos
I asumió el título más importante: el de emperador, y cuando lo
sucedió su hijo Felipe II este recuperó el título de rey católico,
y sus sucesores también lo siguieron utilizando, ya que así se
evitaban cometer un error de derecho, porque no existía
jurídicamente un reino de España, así como evitar herir la
identidad nacional de los súbditos de sus diferentes dominios. Tras
la abdicación del emperador Carlos V, los territorios de su sucesor,
Felipe II, abarcaban territorios en Europa, por tanto, esta monarquía
no era estrictamente hispánica, en tanto que incluía otras naciones
como las italianas o borgoñona. Así pues, la designación del
soberano como monarca católico no procede únicamente del título
otorgado a los Reyes Católicos, sino de también identificar de una
manera común y válida a todas las naciones que formaban parte de la
misma Monarquía.
Durante
la Edad Media, los árabes habían conquistado buena parte de la
península ibérica. A principios del siglo XV existían 4 grandes
reinos que habían logrado expulsar a los musulmanes de su
territorio: Castilla, Aragón, Navarra y Portugal. El Reino de
Granada era el último reducto musulmán en la Península.
En
España la monarquía sólo ha sido interrumpida durante tres
períodos: el de la Primera República (1873–1874), el de la
Segunda República (1931–1939) y durante el régimen franquista
(1939–1975). La Monarquía incluía las Coronas de Castilla —con
Navarra y los territorios de Indias— y Aragón —con Sicilia,
Nápoles, Cerdeña y el Estado de los Presidios—, Portugal y sus
territorios ultramarinos entre 1580 y 1640, los territorios del
Círculo de Borgoña excepto 1598-1621 —Franco Condado, Países
Bajos, más aparte Charolais—, el Milanesado, el marquesado de
Finale, las Indias Orientales Españolas y el Africa española.
A
continuación se profundizará sobre gran parte de este proceso,
dividiendo el mismo en tres segmentos: 1. Islas
Canarias, 2. Ceuta,
Melilla, Africa española,
3. Nápoles y
Sicilia, territorio italiano bajo la monarquía española, con
atención a la numismática presente en cada período.
1.
ISLAS CANARIAS
Escudo de armas del Reino de las Islas Canarias,
perteneciente a la Corona de Castilla
La
conquista de las Islas Canarias por parte de la corona de Castilla se
llevó a cabo entre 1402 (con la conquista de Lanzarote) y 1496 (con
la conquista de Tenerife). Se pueden distinguir importantes periodos
en este proceso: la Conquista Señorial, llevada a cabo por la
nobleza a cambio de un pacto de vasallaje, y la Conquista Realenga,
llevada a cabo directamente por la Corona, durante el reinado de los
Reyes Católicos.
En
torno a la conquista normanda (que entra en la Señorial) se resaltan
los siguientes puntos: Jean De Bethencourt, barón normando y Gadifer
de la Salle, protagonizaron la primera etapa de la conquista, por
motivos económicos. De Bethencourt poseía factorías textiles y
tintoreras y los productos tintoreros abundaban en Canarias, además
contaba con el apoyo del rey Enrique III de Castilla. Por su parte,
Gadifer quería conseguir un señorío en las islas.
Jean De Bethencourt
Un
pariente de Jean De Bethencourt obtuvo para De Bethencourt el derecho
de conquista de las islas Canarias. De Bethencourt a cambio se
convirtió en su vasallo. La expedición normanda llegó a Lanzarote
en 1402. Los nativos se rindieron por diversas causas, así que
europeos y normandos se establecieron en el sur de la isla. De allí
planearon el asalto a Fuerteventura.
La
conquista de Fuerteventura duró tres años, debido a las pésimas
relaciones entre los conquistadores. El rey dio derecho exclusivo a
Jean De Bethencourt, marginando a Gadifer. La isla de El Hierro fue
conquistada sin resistencia en 1405. La población originaria fue
vendida como esclava y se repobló la isla con normandos y
castellanos.
Sobre
la conquista señorial castellana, es importante resaltar que De
Bethencourt dejó en manos de Maciot (familiar lejano) sus dominios.
Este, a su vez, vendió sus derechos de conquista al Conde De Niebla.
A partir de ese momento la intervención de la corona castellana se
acentúo. Con los años, Hernán Peraza "el Viejo" y sus
hijos se quedaron con las islas conquistadas. Estas son heredadas
hasta 1477, fecha en la que ceden La Gomera a su hijo Hernán Peraza,
"el Joven", y los derechos de conquista de La Palma, Gran
Canaria y Tenerife a la Corona de Castilla.
En
cuanto a la conquista realenga se destacan los siguientes apuntes:
Afectó a las islas de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, islas más
pobladas y con mejores perspectivas económicas. Fue dirigida por la
corona castellano-aragonesa de los Reyes Católicos. La financió la
corona y particulares interesados en la explotación económica de la
isla. Fue una fuerte contienda; los aborígenes mostraron una clara y
prolongada resistencia a la conquista.
Para
La Palma, se encomendó a Alonso Fernández de Lugo, quien a cambio
de 700.000 Maravedíes, se comprometió a conquistar la isla con 900
hombres a su mando. La conquista fue fácil. El conquistador hizo
acuerdos con los nativos, en los que se respetaban los derechos de
los jefes y igualdad con los castellanos. La resistencia fue mínima.
Tenerife
fue la última isla en ser conquistada y la que más tiempo tardó en
someterse. Aunque las fechas tradicionales de conquista de Tenerife
se establecen entre 1494 y 1496, se debería tener en cuenta que los
intentos de anexionar la isla de Tenerife a la Corona de Castilla se
remontan al menos a 1464; en total 32 años de resistencia.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Maraved%C3%AD
Tras
la conquista de Canarias, allí circularon las monedas
castellanas.
Las monedas se llamarían de diferentes formas, según el tipo y la
cantidad de mineral precioso que contuvieran (oro o plata y cobre
fundamentalmente, en ocasiones mezclado con otros metales). También
dependía de la etapa histórica. Las monedas Excelente, el
Castellano, la Dobla, el Peso, el Ducado, el Real, etc., todas
coexistían, no obstante, se usaba como moneda
de referencia el Maravedí,
que había
dejado de usarse en el siglo XIV, convirtiéndose en lo que se conoce
como unidad
de cuenta
hasta que se
unificaron todas las monedas españolas en la Peseta, en el siglo
XIX.
Pero
no solo circulaban en Canarias las monedas castellanas. También
llegaron a estar en curso en las Islas algunas
acuñadas en América: Reales
corrientes, Pesos fuertes, etc. Estas tenían un valor diferente al
que tenían en Castilla y no podían ser usadas en la Península.
Otras
monedas extranjeras
eran constantes en las Islas a causa de su gran actividad comercial,
como las Libras de Grueso y Marcos de oro y plata de Flandes,
también del reino de Aragón
(que contaba con sus propias monedas) y se usaba mucho el Ceitil,
entre otras.
Se
resellaron muchas monedas por la escases. Se
les solía hacer una muesca con sellos de diferentes formas. En La
Palma y en Gran Canaria se usaba, por ejemplo, la hoja de una
palmera. Así se evitaba la fuga monetaria de las Islas, puesto que
afuera no tenían valor alguno. El resellado, a pesar de haber sido
de utilidad durante décadas, acabó siendo un problema, con más
fuerza en el siglo XVIII, cuando se generalizó la falsificación
de una moneda
resellada en circulación desde hacía 300 años y conocida como
Bamba.
El
resellado
consistía en un león pasante de tres patas. Llegó a ser tan alto
el curso de moneda falsa, que durante el reinado de Carlos III se
prohibió que en Canarias se continuara con el resello.
De igual forma, era habitual el pago en especies, con alimentos u otros productos, como: obras de arte, telas, joyas, etc., también podían ser propiedades, como tierras y viviendas.
2. AFRICA
ESPAÑOLA: CEUTA Y MELILLA
El escudo oficial de la ciudad de Melilla es el de la Casa de Medina Sidonia
África
española es la
denominación que se daba a los territorios africanos bajo soberanía
o lo que llamaban "protectorado español". Ceuta es una
ciudad española en el norte de África, con estatus político de
ciudad autónoma, situada a orillas del Mar Mediterráneo en el
Estrecho de Gibraltar. Tiene frontera con Marruecos en su límite
terrestre.
La
presencia de España en el norte de África se remonta al reinado de
los Reyes Católicos (a finales del siglo XV). La acción española,
desde el principio, se centró sobre Melilla y Ceuta. Después de
haber sido conquistada por fenicios, romanos, bizantinos y árabes,
los Reyes Católicos incorporaron Melilla en 1497. En cuanto a Ceuta,
fue ocupada por los portugueses en 1415. Al unirse España y
Portugal, con
Felipe II, la
ciudad se españolizó. Tras la separación de ambas coronas, a
partir de
1640, Ceuta se
quedó en manos hispanas.
En
ésta zona del Mediterráneo africano, desde los tiempos de griegos,
fenicios y romanos, circulaba la moneda metálica acuñada. No
obstante, desde tiempos remotos, se usaron diversos y variados
elementos para trueques, tales como: sal, telas y paños, conchas,
armas y utensilios metálicos, posteriormente esclavos. Existía
igualmente, entre los pobladores nativos, el “dinero de la novia”,
que servía para pagar una dote y otras para resarcir a los
familiares de una víctima de muerte violenta, llamadas: “dinero de
sangre”.
Para el siglo XV el ganado y los esclavos fueron utilizados como moneda y unidad de valor. Diversas conchas también eran usadas como dinero, como por ejemplo, con 30.000 Makufu tatu se podía adquirir un esclavo varón. La especie de concha más utilizada y conocida era el “Caurí”, Cyprea moneta, importada por los europeos durante varios siglos, para adquirir esclavos.
En el siglo XV se inicia la homogeneización del sistema monetario, aunque cada uno de los reinos no castellanos continuaron teniendo sus monedas. En Melilla circularon unas monedas de oro acuñadas por Juan I: las Doblas. También monedas de plata: Real de Busto, 1/2 Real, 1/6 Real o Sexmo y monedas de Vellón: Blanca Nueva o de la Banda, Blanca del Agnus Dei y Cornado Nuevo. También de Juan II: el Timbre de oro y de plata estaba el Croat.
Más monedas acuñadas por Juan II, que circularon para el siglo XV en Melilla fueron: el Ducado y el Florin y 1/2 Florin. También: Dobler, Diner, Escudo, Grueso y Blanca.
Durante
el reinado de Alfonso V de Portugal, El
Africano,
se acuñó en Ceuta la moneda llamada “Ceitil”. Era llamada de
Vellón por ser de poco valor, el equivalente a las Blancas
castellanas. El Ceitil se acuñó mucho y, como otros Ceitiles
acuñados en Lisboa o en Oporto, tenía un castillo con tres olas
debajo. Lo distintivo de éste Ceutí es que aparece una “C”
gótica al lado del castillo, que es su marca de ceca, lo que indica
que fueron monedas acuñadas en Ceuta, porque a otros Ceitiles los
hicieron en Portugal y se enviaron a Ceuta luego. España no ha
acuñado nunca monedas en Ceuta, siempre han sido de curso legal
todas las vigentes en España.
El Ceitil de Alfonso V
Para
1640, cuando Ceuta queda en manos hispanas, unas de las monedas que
circulaba normalmente en dicho territorio eran Vellones de valor de 4
Maravedíes, resellados por 8 Maravedíes.
3. NÁPOLES
Y SICILIA: TERRITORIO ITALIANO BAJO LA MONARQUÍA ESPAÑOLA
La
unión con diversas regiones de Italia hizo que España tuviera
grandes enfrentamientos con Francia, hasta que aseguró su dominio.
Bajo la tutela de Aragón quedaron los territorios italianos hasta
que, en 1555 se creó el Consejo de Italia, bajo la dirección de
Felipe II, para que se encargara del gobierno de Milán, Nápoles,
Sicilia y el Estado de los Reales Presidios. Cerdeña continuó
perteneciendo a Aragón.
La
conquista de Nápoles tuvo gran importancia para España, por su
valor económico y por su posición estratégica. Llegaron nuevos
habitantes y se renovó la infraestructura de la ciudad como el
puerto, el arsenal y los acueductos. La sobrepoblación se convirtió
en un grave problema. El reino de Sicilia formó parte de la
Monarquía hispánica por su incorporación voluntaria a la corona de
Aragón, por ello pudo mantener sus instituciones y sus privilegios,
a diferencia de los demás territorios italianos que habían sido
conquistados.
En
estas tierras, los anteriores monarcas normandos ya habían acuñado
oro, pero eran imitaciones de las piezas musulmanas, con escritura
árabe, llamadas Tari, que también tenían escritura griega. Esto es
destacable en la numismática, ya que, siguiendo su política de
recuperación del poder del monarca frente a la nobleza y la Iglesia,
se volvió a acuñar una gran moneda de oro en Sicilia: el Augustal
en 1231 (5,32 gramos), cuyo anverso mostraba el retrato del monarca
igual al estilo de los antiguos emperadores romanos, con corona de
laurel. Contenía la leyenda: Imperator
Romanorum Caesar Augusto
y en el reverso estaba el águila como símbolo del reino de Sicilia
y el nombre del monarca, Fridericus.
El
rey Alfonso convirtió a Nápoles en su residencia definitiva y
delegó el gobierno de la mayoría de sus otros estados a personas de
su confianza. Su amante Gueraldona Carlino le dio un hijo en 1424:
Ferdinado, conocido también como Ferrante.
Aunque el padre buscó la sucesión, el ser hijo ilegítimo se lo
impedía, no obstante, lo logró y en sus primeras acuñaciones para
definirse como propietario del reino, se muestran características
muy valoradas y modernas para la época. Del período de la
coronación hay dos piezas importantes, en primer lugar el
Ducado de oro,
una de las primeras piezas con retrato renacentista, que seguían el
modelo de las monedas que a principios de los años 50 acuñó
Francesco Sforza, Duque de Milán, con la diferencia de que este
busto lleva la corona real. Como reverso aparece su escudo de armas,
que cuartela
su herencia napolitana con la aragonesa, y en las leyendas aparece su nombre con el título real de Sicilia, Hungria y Jerusalén, .
su herencia napolitana con la aragonesa, y en las leyendas aparece su nombre con el título real de Sicilia, Hungria y Jerusalén, .
Junto a este Ducado acuñó en plata un Doble Carlino (de algo más de 7 gramos de peso) con los mismos tipos y leyendas, cuya importancia radica en que es la primera moneda italiana en plata que lleva el nuevo retrato renacentista, y además es un múltiplo. En toda Europa se advierte la necesidad de tener una moneda de plata de más peso y será en Italia donde se multipliquen los ensayos, y en todos los estados se acuñarán en la segunda mitad del siglo XV estas nuevas piezas. Como se pondrán en ellas retratos se llamarán «testones» y desde entonces a una pieza de mayor peso que la tradicional se le llamará testón.
Tras
la victoria sobre Juan de Anjou, Ferdinando se sentía seguró y
ordenó hacer su segunda serie de acuñaciones (1462), entre las que
hay una nueva moneda de plata: el Coronato. Económicamente esta
pieza de plata iba a sustituir al antiguo Carlino, aumentando su
peso, y además iba a simbolizar su definitiva consolidación en el
trono, por lo que quiso colocar la escena de su coronación por el
legado papal. Por eso aparece sentado en el trono, con el cetro y la
orbe, mientras el legado papal, le coloca la corona en la cabeza por
mandato de la Santa Sede.
El carlino tenía 3,65 grs (88 en libra) y el coronato 4,01 (80 en libra).
En
1472, el rey reordenó su sistema monetario, introduciendo una moneda
de cobre: el Cavallo, que llevaría su retrato con corona radiada.
E1488
el rey ordenó hacer unas nuevas monedas, una de ellas fue un nuevo
tipo de Coronato, donde, manteniendo su retrato, sustituye la Cruz de
Calabria por la imagen del Arcángel San Miguel matando al dragón.
San Miguel es el líder de las fuerzas celestiales, que mata al
demonio, esto es una alegoría de cómo las fuerzas del rey han
acabado con las de los rebeldes.
CONCLUSIÓN
La
monarquía española y su numismática es un tema amplio para
estudiar, divino por demás, tanto por su riqueza cultural, como por
el valor de sus monedas, no obstante, se ha hecho una suscinta
investigación, que, a pesar de ser resumida, abarca varias de las
monedas utilizadas en la Edad Media en las Islas Canarias, como el
Maravedí y la Bamba, en Africa española, como las Doblas y los
Vellones resellados y en
el territorio italiano, como el
Augustal.
Como
ha podido observarse, cada moneda guarda una historia única de
política, poder, economía y de la sociedad inmersa. Son objetos
valiosos, tesoros invaluables capaces de narrar acontecimientos de su
época que, aunque sea absolutamente distinta a la actual, se muestra
conectada e ínterrelacionada por la numismática.
FUENTES
REFERENCIALES
https://es.wikipedia.org/wiki/Conquista_de_las_islas_Canarias
http://www.gestasdeespana.es/la-italia-espanola/
https://historiageneral.com/2010/06/04/la-conquista-de-las-islas-canarias/
http://numisarchives.blogspot.com/2014/08/la-moneda-africana-antes-y-durante-la.html
http://www.revistabinter.com/2016/07/11/la-moneda-canaria-tras-la-conquista/
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