domingo, 15 de septiembre de 2019

MONARQUÍA ESPAÑOLA


MONEDAS DE LAS ISLAS CANARIAS, AFRICA ESPAÑOLA Y TERRITORIO ITALIANO: NÁPOLES Y SICILIA

INTRODUCCIÓN

La monarquía es la forma del Estado en la que alguien gerencia y dirige con carácter vitalicio, generalmente por vía hereditaria. El nombre con que gobierna varía según la estructura jurídica del gobierno y del país (por ejemplo: hay Estados con reyes y reinas, otros con emperadores y emperatrices, otros con zares y káiseres). El poder de un rey puede ser absoluto o estar limitado, como es usual en las monarquías actuales sometidas a regulación constitucional, en la mayoría de los casos.

En la actualidad la monarquía española es una monarquía parlamentaria, esto quiere decir que el poder reside en los ciudadanos al elegir a sus representantes en el Parlamento. Por lo tanto, es el Parlamento y no el rey quien dirige la política española. El Parlamento español recibe el nombre de Cortes Generales.

La Monarquía española pierde su condición de monarquía absoluta, y adquiere su carácter de monarquía parlamentaria con la transformación de España en un Estado Liberal, como vemos en el siguiente cuadro:


La monarquía se extendió por toda Europa en la Edad Media, fundamentada muchas veces en la necesidad de una autoridad que pudiese convocar y dirigir a las tropas necesarias para la defensa del territorio. Las monarquías europeas eran dinásticas: el hijo mayor o el descendiente varón más próximo heredaban el trono. La monarquía española se consolidó en 1479, después del matrimonio de Isabel I de Castilla con Fernando II de Aragón. Esta fue la unión de dos importantes dinastías de la península Ibérica, no obstante, ya desde el siglo V Hispania estaba gobernada por la denominada monarquía hispanogoda, sucesora política y legal de Roma en la Península.

En el presente trabajo se estudiará someramente todo el proceso que conlleva la monarquía española, durante la Edad Media, en las Islas Canarias, Africa española y en el territorio italiano, con énfasis en la numismática presente en la época abordada.

LA MONARQUÍA ESPAÑOLA EN LA EDAD MEDIA

El título de Reyes Católicos fue concedido de forma personal a Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, por Alejandro VI, en bula expedida el 19 de diciembre de 1496, en la que por primera vez recibieron el nombre de rey y reina de las Españas y se descartaron otros posibles títulos (defensores o protectores), las razones que el texto de la bula invoca para la concesión del título son:


  • La liberación de los Estados Pontificios y del feudo papal del Reino de Nápoles, invadidos por el rey Carlos VIII de Francia.
  • Las virtudes personales de ambos reyes manifestadas en la unificación, pacificación y robustecimiento de sus reinos.
  • La reconquista de Granada de manos del Islam.
  • La expulsión de los judíos que no hubiesen aceptado o aceptasen el bautismo en 1492.
  • Por los esfuerzos realizados por ambos monarcas en intentar llevar adelante la cruzada contra el Imperio turco, y la promesa de llevarla a cabo.
En bula de 1 de abril de 1517, el papa León X concedió el mismo título de rey católico al rey Carlos I, con lo que se le legitimaba el título real asumido por Carlos de forma ilegal. Pero después Carlos I asumió el título más importante: el de emperador, y cuando lo sucedió su hijo Felipe II este recuperó el título de rey católico, y sus sucesores también lo siguieron utilizando, ya que así se evitaban cometer un error de derecho, porque no existía jurídicamente un reino de España, así como evitar herir la identidad nacional de los súbditos de sus diferentes dominios. Tras la abdicación del emperador Carlos V, los territorios de su sucesor, Felipe II, abarcaban territorios en Europa, por tanto, esta monarquía no era estrictamente hispánica, en tanto que incluía otras naciones como las italianas o borgoñona. Así pues, la designación del soberano como monarca católico no procede únicamente del título otorgado a los Reyes Católicos, sino de también identificar de una manera común y válida a todas las naciones que formaban parte de la misma Monarquía.


Durante la Edad Media, los árabes habían conquistado buena parte de la península ibérica. A principios del siglo XV existían 4 grandes reinos que habían logrado expulsar a los musulmanes de su territorio: Castilla, Aragón, Navarra y Portugal. El Reino de Granada era el último reducto musulmán en la Península.

En España la monarquía sólo ha sido interrumpida durante tres períodos: el de la Primera República (1873–1874), el de la Segunda República (1931–1939) y durante el régimen franquista (1939–1975). La Monarquía incluía las Coronas de Castilla —con Navarra y los territorios de Indias— y Aragón —con Sicilia, Nápoles, Cerdeña y el Estado de los Presidios—, Portugal y sus territorios ultramarinos entre 1580 y 1640, los territorios del Círculo de Borgoña excepto 1598-1621 —Franco Condado, Países Bajos, más aparte Charolais—, el Milanesado, el marquesado de Finale, las Indias Orientales Españolas y el Africa española.


A continuación se profundizará sobre gran parte de este proceso, dividiendo el mismo en tres segmentos: 1. Islas Canarias, 2. Ceuta, Melilla, Africa española, 3. Nápoles y Sicilia, territorio italiano bajo la monarquía española, con atención a la numismática presente en cada período.

 
1. ISLAS CANARIAS




Escudo de armas del Reino de las Islas Canarias,
perteneciente a la Corona de Castilla


 
La conquista de las Islas Canarias por parte de la corona de Castilla se llevó a cabo entre 1402 (con la conquista de Lanzarote) y 1496 (con la conquista de Tenerife). Se pueden distinguir importantes periodos en este proceso: la Conquista Señorial, llevada a cabo por la nobleza a cambio de un pacto de vasallaje, y la Conquista Realenga, llevada a cabo directamente por la Corona, durante el reinado de los Reyes Católicos.


En torno a la conquista normanda (que entra en la Señorial) se resaltan los siguientes puntos: Jean De Bethencourt, barón normando y Gadifer de la Salle, protagonizaron la primera etapa de la conquista, por motivos económicos. De Bethencourt poseía factorías textiles y tintoreras y los productos tintoreros abundaban en Canarias, además contaba con el apoyo del rey Enrique III de Castilla. Por su parte, Gadifer quería conseguir un señorío en las islas.



Jean De Bethencourt

Un pariente de Jean De Bethencourt obtuvo para De Bethencourt el derecho de conquista de las islas Canarias. De Bethencourt a cambio se convirtió en su vasallo. La expedición normanda llegó a Lanzarote en 1402. Los nativos se rindieron por diversas causas, así que europeos y normandos se establecieron en el sur de la isla. De allí planearon el asalto a Fuerteventura.


La conquista de Fuerteventura duró tres años, debido a las pésimas relaciones entre los conquistadores. El rey dio derecho exclusivo a Jean De Bethencourt, marginando a Gadifer. La isla de El Hierro fue conquistada sin resistencia en 1405. La población originaria fue vendida como esclava y se repobló la isla con normandos y castellanos.


Sobre la conquista señorial castellana, es importante resaltar que De Bethencourt dejó en manos de Maciot (familiar lejano) sus dominios. Este, a su vez, vendió sus derechos de conquista al Conde De Niebla. A partir de ese momento la intervención de la corona castellana se acentúo. Con los años, Hernán Peraza "el Viejo" y sus hijos se quedaron con las islas conquistadas. Estas son heredadas hasta 1477, fecha en la que ceden La Gomera a su hijo Hernán Peraza, "el Joven", y los derechos de conquista de La Palma, Gran Canaria y Tenerife a la Corona de Castilla.


En cuanto a la conquista realenga se destacan los siguientes apuntes: Afectó a las islas de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, islas más pobladas y con mejores perspectivas económicas. Fue dirigida por la corona castellano-aragonesa de los Reyes Católicos. La financió la corona y particulares interesados en la explotación económica de la isla. Fue una fuerte contienda; los aborígenes mostraron una clara y prolongada resistencia a la conquista.


Para La Palma, se encomendó a Alonso Fernández de Lugo, quien a cambio de 700.000 Maravedíes, se comprometió a conquistar la isla con 900 hombres a su mando. La conquista fue fácil. El conquistador hizo acuerdos con los nativos, en los que se respetaban los derechos de los jefes y igualdad con los castellanos. La resistencia fue mínima.


Tenerife fue la última isla en ser conquistada y la que más tiempo tardó en someterse. Aunque las fechas tradicionales de conquista de Tenerife se establecen entre 1494 y 1496, se debería tener en cuenta que los intentos de anexionar la isla de Tenerife a la Corona de Castilla se remontan al menos a 1464; en total 32 años de resistencia.






Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Maraved%C3%AD

 
Tras la conquista de Canarias, allí circularon las monedas castellanas. Las monedas se llamarían de diferentes formas, según el tipo y la cantidad de mineral precioso que contuvieran (oro o plata y cobre fundamentalmente, en ocasiones mezclado con otros metales). También dependía de la etapa histórica. Las monedas Excelente, el Castellano, la Dobla, el Peso, el Ducado, el Real, etc., todas coexistían, no obstante, se usaba como moneda de referencia el Maravedí, que había dejado de usarse en el siglo XIV, convirtiéndose en lo que se conoce como unidad de cuenta hasta que se unificaron todas las monedas españolas en la Peseta, en el siglo XIX. 


 

Pero no solo circulaban en Canarias las monedas castellanas. También llegaron a estar en curso en las Islas algunas acuñadas en América: Reales corrientes, Pesos fuertes, etc. Estas tenían un valor diferente al que tenían en Castilla y no podían ser usadas en la Península. Otras monedas extranjeras eran constantes en las Islas a causa de su gran actividad comercial, como las Libras de Grueso y Marcos de oro y plata de Flandes, también del reino de Aragón (que contaba con sus propias monedas) y se usaba mucho el Ceitil, entre otras. 

 
Se resellaron muchas monedas por la escases. Se les solía hacer una muesca con sellos de diferentes formas. En La Palma y en Gran Canaria se usaba, por ejemplo, la hoja de una palmera. Así se evitaba la fuga monetaria de las Islas, puesto que afuera no tenían valor alguno. El resellado, a pesar de haber sido de utilidad durante décadas, acabó siendo un problema, con más fuerza en el siglo XVIII, cuando se generalizó la falsificación de una moneda resellada en circulación desde hacía 300 años y conocida como Bamba. El resellado consistía en un león pasante de tres patas. Llegó a ser tan alto el curso de moneda falsa, que durante el reinado de Carlos III se prohibió que en Canarias se continuara con el resello.



De igual forma, era habitual el pago en especies, con alimentos u otros productos, como: obras de arte, telas, joyas, etc., también podían ser propiedades, como tierras y viviendas.

2. AFRICA ESPAÑOLA: CEUTA Y MELILLA



El escudo oficial de la ciudad de Melilla es el de la Casa de Medina Sidonia

 
África española es la denominación que se daba a los territorios africanos bajo soberanía o lo que llamaban "protectorado español". Ceuta es una ciudad española en el norte de África, con estatus político de ciudad autónoma, situada a orillas del Mar Mediterráneo en el Estrecho de Gibraltar. Tiene frontera con Marruecos en su límite terrestre.
La presencia de España en el norte de África se remonta al reinado de los Reyes Católicos (a finales del siglo XV). La acción española, desde el principio, se centró sobre Melilla y Ceuta. Después de haber sido conquistada por fenicios, romanos, bizantinos y árabes, los Reyes Católicos incorporaron Melilla en 1497. En cuanto a Ceuta, fue ocupada por los portugueses en 1415. Al unirse España y Portugal, con Felipe II, la ciudad se españolizó. Tras la separación de ambas coronas, a partir de 1640, Ceuta se quedó en manos hispanas.


En ésta zona del Mediterráneo africano, desde los tiempos de griegos, fenicios y romanos, circulaba la moneda metálica acuñada. No obstante, desde tiempos remotos, se usaron diversos y variados elementos para trueques, tales como: sal, telas y paños, conchas, armas y utensilios metálicos, posteriormente esclavos. Existía igualmente, entre los pobladores nativos, el “dinero de la novia”, que servía para pagar una dote y otras para resarcir a los familiares de una víctima de muerte violenta, llamadas: “dinero de sangre”.

Para el siglo XV el ganado y los esclavos fueron utilizados como moneda y unidad de valor. Diversas conchas también eran usadas como dinero, como por ejemplo, con 30.000 Makufu tatu se podía adquirir un esclavo varón. La especie de concha más utilizada y conocida era el “Caurí”, Cyprea moneta, importada por los europeos durante varios siglos, para adquirir esclavos.

En el siglo XV se inicia la homogeneización del sistema monetario, aunque cada uno de los reinos no castellanos continuaron teniendo sus monedas. En Melilla circularon unas monedas de oro acuñadas por Juan I: las Doblas. También monedas de plata: Real de Busto, 1/2 Real, 1/6 Real o Sexmo y monedas de Vellón: Blanca Nueva o de la Banda, Blanca del Agnus Dei y Cornado Nuevo. También de Juan II: el Timbre de oro y de plata estaba el Croat.

Más monedas acuñadas por Juan II, que circularon para el siglo XV en Melilla fueron: el Ducado y el Florin y 1/2 Florin. También: Dobler, Diner, Escudo, Grueso y Blanca.














El escudo de Ceuta tiene aún las quinas de los blasones de la casa real portuguesa heredados de su madre por Felipe II en 1580 y que seguían siendo los de sus sucesores como línea primogénita y los de Ceuta.

 
Durante el reinado de Alfonso V de Portugal, El Africano, se acuñó en Ceuta la moneda llamada “Ceitil”. Era llamada de Vellón por ser de poco valor, el equivalente a las Blancas castellanas. El Ceitil se acuñó mucho y, como otros Ceitiles acuñados en Lisboa o en Oporto, tenía un castillo con tres olas debajo. Lo distintivo de éste Ceutí es que aparece una “C” gótica al lado del castillo, que es su marca de ceca, lo que indica que fueron monedas acuñadas en Ceuta, porque a otros Ceitiles los hicieron en Portugal y se enviaron a Ceuta luego. España no ha acuñado nunca monedas en Ceuta, siempre han sido de curso legal todas las vigentes en España.



 

El Ceitil de Alfonso V

 
Para 1640, cuando Ceuta queda en manos hispanas, unas de las monedas que circulaba normalmente en dicho territorio eran Vellones de valor de 4 Maravedíes, resellados por 8 Maravedíes.



3. NÁPOLES Y SICILIA: TERRITORIO ITALIANO BAJO LA MONARQUÍA ESPAÑOLA 

 
La unión con diversas regiones de Italia hizo que España tuviera grandes enfrentamientos con Francia, hasta que aseguró su dominio. Bajo la tutela de Aragón quedaron los territorios italianos hasta que, en 1555 se creó el Consejo de Italia, bajo la dirección de Felipe II, para que se encargara del gobierno de Milán, Nápoles, Sicilia y el Estado de los Reales Presidios. Cerdeña continuó perteneciendo a Aragón.


La conquista de Nápoles tuvo gran importancia para España, por su valor económico y por su posición estratégica. Llegaron nuevos habitantes y se renovó la infraestructura de la ciudad como el puerto, el arsenal y los acueductos. La sobrepoblación se convirtió en un grave problema. El reino de Sicilia formó parte de la Monarquía hispánica por su incorporación voluntaria a la corona de Aragón, por ello pudo mantener sus instituciones y sus privilegios, a diferencia de los demás territorios italianos que habían sido conquistados.


En estas tierras, los anteriores monarcas normandos ya habían acuñado oro, pero eran imitaciones de las piezas musulmanas, con escritura árabe, llamadas Tari, que también tenían escritura griega. Esto es destacable en la numismática, ya que, siguiendo su política de recuperación del poder del monarca frente a la nobleza y la Iglesia, se volvió a acuñar una gran moneda de oro en Sicilia: el Augustal en 1231 (5,32 gramos), cuyo anverso mostraba el retrato del monarca igual al estilo de los antiguos emperadores romanos, con corona de laurel. Contenía la leyenda: Imperator Romanorum Caesar Augusto y en el reverso estaba el águila como símbolo del reino de Sicilia y el nombre del monarca, Fridericus.



 

El rey Alfonso convirtió a Nápoles en su residencia definitiva y delegó el gobierno de la mayoría de sus otros estados a personas de su confianza. Su amante Gueraldona Carlino le dio un hijo en 1424: Ferdinado, conocido también como Ferrante. Aunque el padre buscó la sucesión, el ser hijo ilegítimo se lo impedía, no obstante, lo logró y en sus primeras acuñaciones para definirse como propietario del reino, se muestran características muy valoradas y modernas para la época. Del período de la coronación hay dos piezas importantes, en primer lugar el Ducado de oro, una de las primeras piezas con retrato renacentista, que seguían el modelo de las monedas que a principios de los años 50 acuñó Francesco Sforza, Duque de Milán, con la diferencia de que este busto lleva la corona real. Como reverso aparece su escudo de armas, que cuartela
su herencia napolitana con la aragonesa, y en las leyendas aparece su nombre con el título real de Sicilia, Hungria y Jerusalén, .

Junto a este Ducado acuñó en plata un Doble Carlino (de algo más de 7 gramos de peso) con los mismos tipos y leyendas, cuya importancia radica en que es la primera moneda italiana en plata que lleva el nuevo retrato renacentista, y además es un múltiplo. En toda Europa se advierte la necesidad de tener una moneda de plata de más peso y será en Italia donde se multipliquen los ensayos, y en todos los estados se acuñarán en la segunda mitad del siglo XV estas nuevas piezas. Como se pondrán en ellas retratos se llamarán «testones» y desde entonces a una pieza de mayor peso que la tradicional se le llamará testón.



 
Tras la victoria sobre Juan de Anjou, Ferdinando se sentía seguró y ordenó hacer su segunda serie de acuñaciones (1462), entre las que hay una nueva moneda de plata: el Coronato. Económicamente esta pieza de plata iba a sustituir al antiguo Carlino, aumentando su peso, y además iba a simbolizar su definitiva consolidación en el trono, por lo que quiso colocar la escena de su coronación por el legado papal. Por eso aparece sentado en el trono, con el cetro y la orbe, mientras el legado papal, le coloca la corona en la cabeza por mandato de la Santa Sede.


El carlino tenía 3,65 grs (88 en libra) y el coronato 4,01 (80 en libra).

En 1472, el rey reordenó su sistema monetario, introduciendo una moneda de cobre: el Cavallo, que llevaría su retrato con corona radiada.


E1488 el rey ordenó hacer unas nuevas monedas, una de ellas fue un nuevo tipo de Coronato, donde, manteniendo su retrato, sustituye la Cruz de Calabria por la imagen del Arcángel San Miguel matando al dragón. San Miguel es el líder de las fuerzas celestiales, que mata al demonio, esto es una alegoría de cómo las fuerzas del rey han acabado con las de los rebeldes.




CONCLUSIÓN



La monarquía española y su numismática es un tema amplio para estudiar, divino por demás, tanto por su riqueza cultural, como por el valor de sus monedas, no obstante, se ha hecho una suscinta investigación, que, a pesar de ser resumida, abarca varias de las monedas utilizadas en la Edad Media en las Islas Canarias, como el Maravedí y la Bamba, en Africa española, como las Doblas y los Vellones resellados y en el territorio italiano, como el Augustal.

Como ha podido observarse, cada moneda guarda una historia única de política, poder, economía y de la sociedad inmersa. Son objetos valiosos, tesoros invaluables capaces de narrar acontecimientos de su época que, aunque sea absolutamente distinta a la actual, se muestra conectada e ínterrelacionada por la numismática.



FUENTES REFERENCIALES



https://es.wikipedia.org/wiki/Conquista_de_las_islas_Canarias
http://www.gestasdeespana.es/la-italia-espanola/
https://historiageneral.com/2010/06/04/la-conquista-de-las-islas-canarias/
http://numisarchives.blogspot.com/2014/08/la-moneda-africana-antes-y-durante-la.html
http://www.revistabinter.com/2016/07/11/la-moneda-canaria-tras-la-conquista/



 

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